Malecón de La Habana. Foto: Fabiola Di Mare
Desde hace bastante tiempo no
actualizaba este espacio. Parece en estos momentos desfasado seguir escribiendo
en un blog, especialmente cuando hay otras aplicaciones digitales que en pocos
caracteres o imágenes transmiten un caudal de información cada minuto. No
obstante, el abundante flujo informativo al que somos sometidos a diario desde
los medios de información bien sea en soportes tradicionales o en el ciberespacio,
las redes sociales y demás herramientas 2.0, nos impiden detenernos a ordenar,
sistematizar y mucho menos pensar en los aspectos que realmente deben (pre)ocuparnos.
De allí mi necesidad de volver a escribir, de retomar el oficio escritural asumiéndome
como lectora e intérprete de la política, relacionada ésta a los aspectos de la
res o cosa pública que nos conciernen
a todos los ciudadanos.
Retomo con Cuba y la visita del
presidente Barack Obama a la más grande de las Antillas, la nación que con
dignidad resistió más de 50 años de bloqueo económico y financiero, pero aún
con ello pudo construir y llevar adelante un modelo social propio con
reconocimiento internacional, en el que la educación y la salud gozan de altos
estándares.
Cuba significaba el último
reducto de la Guerra Fría, en la cual las dos potencias influyentes después de
la II Guerra Mundial mantuvieron una gélida tirantez, aún cuando ninguna de las
dos partes haya tenido reales pretensiones de disparar un solo tiro de cañón. En
1959, en la isla irrumpió una revolución, que luego se declararía comunista, en
la zona occidental mundo controlada por Estados Unidos; de allí que fue un
territorio en el que se protagonizó un clima de tensión particular, con misiles
nucleares incluidos.
Calle habanera. Foto: Fabiola Di Mare
Cuba fue uno de las primeras
revoluciones que triunfa a partir de la lucha guerrillera, estrategia que luego
sería puesta en práctica por otros movimientos populares revolucionarios del continente
y del mundo (Vietnam, el Congo belga, Colombia, Bolivia) que buscarían tomar el
poder o luchar por sus derechos en condiciones desiguales contra grandes
ejércitos. La Cuba revolucionaria fue una bandera de dignidad que flameó
durante décadas como símbolo de independencia y autodeterminación pese al feroz
bloqueo económico que tantas precariedades costaron al pueblo cubano durante el
periodo especial, posterior a la caída de la Unión Soviética.
Que el mundo ha cambiado lo
demuestra este acercamiento histórico, anunciado sorpresivamente para los ciudadanos
de a pie de Cuba y del mundo el 17 de diciembre de 2014, a través de
alocuciones respectivas de ambos presidentes, Raúl Castro y Barack Obama. Ahora,
con el gesto hecho por el presidente de Estados Unidos, se espera que los demás
actores políticos dentro del Congreso norteamericano hagan lo propio para
desmantelar el embargo económico. Estas sanciones involucran a la Ley
Torricelli impuesta en 1989, durante la presidencia de George H. Bush, que
abarca desde la prohibición de atraque de buques en puertos cubanos, so pena de
prohibición de la entrada a Estados Unidos y sanciones hacia aquel país que
comercie o ayude a Cuba en materia financiera.
Estas sanciones tienen carácter
extraterritorial, que violan el derecho internacional, puesto que sanciona a
empresas, incluso a empresas no estadounidenses, que se instalen o mantengan
operaciones comerciales con empresas nacionalizadas por el gobierno cubano en
1959. Estas medidas abarcan, por supuesto, al sector aéreo, pues muchas
compañías de transporte aéreo internacional no podían establecer conexiones con
La Habana, so pena de sanciones de parte de Estados Unidos. El sector salud fue
uno de los más perjudicados durante décadas, dado que la mayoría de los
medicamentos son patentados por multinacionales farmacéuticas que operan en
territorio norteamericano y a través de sus filiales en todo el mundo. Quizás
este último aspecto posibilitó que la isla desarrollara con mucho sacrificio
sus propios medicamentos y un sistema de salud que ha traspasado las fronteras
para ayudar a otros pueblos, como ocurre con el convenio Cuba- Venezuela en
materia de salud a través de las Misiones Barrio Adentro I, II y III. Los
médicos cubanos se destacaron en el combate al Ébola en África, aspecto que
reconoció Obama en su discurso en el Gran Teatro de La Habana.
Desde hace muchos años ya venía un clima
favorable hacia la flexibilización de algunas sanciones impuestas a Cuba y con
Obama se marcó un punto de inflexión. La realidad es que hay intereses
económicos cubano- estadounidenses entusiasmados en esto, pues se está abriendo una
oportunidad para negocios en distintos ramos. Hasta ahora, la demostración más
concreta de intentar flexibilizar el bloqueo ha sido la de posibilitar los
viajes turísticos por vía aérea, que otrora se hacían a través de islas Caimán
o en triangulación con otros países cercanos. Asimismo, se eliminaron las
restricciones para que los cubanos en Estados Unidos puedan enviar remesas a
sus familiares en Cuba.
Hay un sector empresarial cubano-
norteamericano en ebullición desde hace varios años, que desde Miami y otras
partes de Estados Unidos, viene impulsando esta apertura hacia Cuba. Se trata
de empresarios que viven entre Miami y La Habana y están viendo distintas
oportunidades para hacer negocios. Jon Lee Anderson, conocido por su célebre
biografía sobre el Che Guevara, publicó en 2015 en The New Yorker un texto que ha sido replicado por la revista Review del cono Sur en su edición de
verano noviembre-diciembre de 2015, intitulado “Cuba abierta a los negocios”,
que conviene revisar para darnos cuenta de lo que está detrás de esta
flexibilización y cambio de política hacia Cuba. Este texto refiere la historia
de Hugo Cancio, un empresario cubano-estadounidense, ex CEO de un holding
llamado Fuego Enterprises, que se ha venido encargando de promover una imagen
positiva de la isla en suelo norteamericano, a través de medios de comunicación.
Obviamente, esta imagen que se intenta proyectar se aleja de lo político-ideológico y se enfoca en aspectos turísticos y culturales.
A esto se añade la efervescencia
de los llamados cuentapropistas, como se le conocen en Cuba a aquellos
emprendedores particulares que ahora tienen pequeños negocios a partir de la
eliminación de restricciones a la iniciativa particular de parte del gobierno
de la isla en 2010 e incluso promover la ampliación a la misma como parte del
rediseño de la política económica. Obama tuvo un encuentro con algunos
representantes de estos trabajadores por cuenta propia o pequeños empresarios
que se prevé hagan negocios con empresas estadounidenses.
A partir de todo esto que está
ocurriendo y que demuestran que este cambio de actitud hacia Cuba responde a
intereses económicos y a oportunidades de negocios que Estados Unidos estaba
perdiendo, tomando en consideración que algunos países europeos sí mantuvieron
relaciones económicas importantes con la isla, como es el caso de España, ahora
caben algunas inquietudes en torno al futuro de Cuba y de los cubanos. Una
entrada repentina de Cuba al comercio internacional cambiaría las cosas en
ese país. Se prevé que la eclosión de
estos negocios privados que tendrán apoyo financiero de Estados Unidos marque
aún más las desigualdades en este país y con ello el advenimiento de una clase
económica privilegiada y capitalista.
Sabemos que el germen del
capitalismo en Occidente fue precisamente la emergencia de una clase que
comenzó a basar su riqueza en la inversión particular y el ahorro, apoyada
además del corporativismo: la burguesía. Cabe preguntarse hasta dónde
impactarán estos cambios en la ciudadanía de esa nación, que esperamos no ver en
unas décadas sumergida en la vorágine consumista en la que viven una buena
parte de los ciudadanos de este mundo globalizado y financiarizado por la
acción de los polos del poder económico trasnacional.
Primero de Mayo en Cuba. Año 2009. Foto: Fabiola Di Mare
Pareciera que se orienta la isla
hacia un país con dos sistemas, como el modelo chino o vietnamita, que valga
decir, son capitalistas; de socialistas o comunistas solo conservan sus
emblemas. En materia política las cosas seguirán como hasta el momento y en lo
económico el Estado ha demarcado cuáles son los sectores que se reservará y en
cuáles puede existir la inversión privada.
Cuba ha demostrado que se puede
conservar la independencia política y la soberanía para mantener una relación
con Estados Unidos. Sin embargo, la política intervencionista de Washington no cesará;
ahora hay otro modelo a combatir y eliminar en el continente: la Revolución
Bolivariana de Venezuela, hacia la cual pesan sanciones y declaratoria de “amenaza
extraordinaria e inusual” a partir de un decreto ejecutivo del propio presidente
de Estados Unidos vigente desde el año pasado. Además, pareciera existir una especie de
embargo o búsqueda de colapso económico de parte de las trasnacionales, no
declarado explícitamente, pero materializado en los hechos.









