miércoles, 23 de marzo de 2016

Cuba: visita histórica y oportunidad de negocios

Malecón de La Habana. Foto: Fabiola Di Mare

Desde hace bastante tiempo no actualizaba este espacio. Parece en estos momentos desfasado seguir escribiendo en un blog, especialmente cuando hay otras aplicaciones digitales que en pocos caracteres o imágenes transmiten un caudal de información cada minuto. No obstante, el abundante flujo informativo al que somos sometidos a diario desde los medios de información bien sea en soportes tradicionales o en el ciberespacio, las redes sociales y demás herramientas 2.0, nos impiden detenernos a ordenar, sistematizar y mucho menos pensar en los aspectos que realmente deben (pre)ocuparnos. De allí mi necesidad de volver a escribir, de retomar el oficio escritural asumiéndome como lectora e intérprete de la política, relacionada ésta a los aspectos de la res o cosa pública que nos conciernen a todos los ciudadanos.  

Retomo con Cuba y la visita del presidente Barack Obama a la más grande de las Antillas, la nación que con dignidad resistió más de 50 años de bloqueo económico y financiero, pero aún con ello pudo construir y llevar adelante un modelo social propio con reconocimiento internacional, en el que la educación y la salud gozan de altos estándares.

Cuba significaba el último reducto de la Guerra Fría, en la cual las dos potencias influyentes después de la II Guerra Mundial mantuvieron una gélida tirantez, aún cuando ninguna de las dos partes haya tenido reales pretensiones de disparar un solo tiro de cañón. En 1959, en la isla irrumpió una revolución, que luego se declararía comunista, en la zona occidental mundo controlada por Estados Unidos; de allí que fue un territorio en el que se protagonizó un clima de tensión particular, con misiles nucleares incluidos.

Calle habanera. Foto: Fabiola Di Mare

Cuba fue uno de las primeras revoluciones que triunfa a partir de la lucha guerrillera, estrategia que luego sería puesta en práctica por otros movimientos populares revolucionarios del continente y del mundo (Vietnam, el Congo belga, Colombia, Bolivia) que buscarían tomar el poder o luchar por sus derechos en condiciones desiguales contra grandes ejércitos. La Cuba revolucionaria fue una bandera de dignidad que flameó durante décadas como símbolo de independencia y autodeterminación pese al feroz bloqueo económico que tantas precariedades costaron al pueblo cubano durante el periodo especial, posterior a la caída de la Unión Soviética.

Que el mundo ha cambiado lo demuestra este acercamiento histórico, anunciado sorpresivamente para los ciudadanos de a pie de Cuba y del mundo el 17 de diciembre de 2014, a través de alocuciones respectivas de ambos presidentes, Raúl Castro y Barack Obama. Ahora, con el gesto hecho por el presidente de Estados Unidos, se espera que los demás actores políticos dentro del Congreso norteamericano hagan lo propio para desmantelar el embargo económico. Estas sanciones involucran a la Ley Torricelli impuesta en 1989, durante la presidencia de George H. Bush, que abarca desde la prohibición de atraque de buques en puertos cubanos, so pena de prohibición de la entrada a Estados Unidos y sanciones hacia aquel país que comercie o ayude a Cuba en materia financiera.

Estas sanciones tienen carácter extraterritorial, que violan el derecho internacional, puesto que sanciona a empresas, incluso a empresas no estadounidenses, que se instalen o mantengan operaciones comerciales con empresas nacionalizadas por el gobierno cubano en 1959. Estas medidas abarcan, por supuesto, al sector aéreo, pues muchas compañías de transporte aéreo internacional no podían establecer conexiones con La Habana, so pena de sanciones de parte de Estados Unidos. El sector salud fue uno de los más perjudicados durante décadas, dado que la mayoría de los medicamentos son patentados por multinacionales farmacéuticas que operan en territorio norteamericano y a través de sus filiales en todo el mundo. Quizás este último aspecto posibilitó que la isla desarrollara con mucho sacrificio sus propios medicamentos y un sistema de salud que ha traspasado las fronteras para ayudar a otros pueblos, como ocurre con el convenio Cuba- Venezuela en materia de salud a través de las Misiones Barrio Adentro I, II y III. Los médicos cubanos se destacaron en el combate al Ébola en África, aspecto que reconoció Obama en su discurso en el Gran Teatro de La Habana.

 Desde hace muchos años ya venía un clima favorable hacia la flexibilización de algunas sanciones impuestas a Cuba y con Obama se marcó un punto de inflexión. La realidad es que hay intereses económicos cubano- estadounidenses entusiasmados en esto, pues se está abriendo una oportunidad para negocios en distintos ramos. Hasta ahora, la demostración más concreta de intentar flexibilizar el bloqueo ha sido la de posibilitar los viajes turísticos por vía aérea, que otrora se hacían a través de islas Caimán o en triangulación con otros países cercanos. Asimismo, se eliminaron las restricciones para que los cubanos en Estados Unidos puedan enviar remesas a sus familiares en Cuba.

Hay un sector empresarial cubano- norteamericano en ebullición desde hace varios años, que desde Miami y otras partes de Estados Unidos, viene impulsando esta apertura hacia Cuba. Se trata de empresarios que viven entre Miami y La Habana y están viendo distintas oportunidades para hacer negocios. Jon Lee Anderson, conocido por su célebre biografía sobre el Che Guevara, publicó en 2015 en The New Yorker un texto que ha sido replicado por la revista Review del cono Sur en su edición de verano noviembre-diciembre de 2015, intitulado “Cuba abierta a los negocios”, que conviene revisar para darnos cuenta de lo que está detrás de esta flexibilización y cambio de política hacia Cuba. Este texto refiere la historia de Hugo Cancio, un empresario cubano-estadounidense, ex CEO de un holding llamado Fuego Enterprises, que se ha venido encargando de promover una imagen positiva de la isla en suelo norteamericano, a través de medios de comunicación. Obviamente, esta imagen que se intenta proyectar se aleja de lo político-ideológico y se enfoca en aspectos turísticos y culturales.

A esto se añade la efervescencia de los llamados cuentapropistas, como se le conocen en Cuba a aquellos emprendedores particulares que ahora tienen pequeños negocios a partir de la eliminación de restricciones a la iniciativa particular de parte del gobierno de la isla en 2010 e incluso promover la ampliación a la misma como parte del rediseño de la política económica. Obama tuvo un encuentro con algunos representantes de estos trabajadores por cuenta propia o pequeños empresarios que se prevé hagan negocios con empresas estadounidenses.

A partir de todo esto que está ocurriendo y que demuestran que este cambio de actitud hacia Cuba responde a intereses económicos y a oportunidades de negocios que Estados Unidos estaba perdiendo, tomando en consideración que algunos países europeos sí mantuvieron relaciones económicas importantes con la isla, como es el caso de España, ahora caben algunas inquietudes en torno al futuro de Cuba y de los cubanos. Una entrada repentina de Cuba al comercio internacional cambiaría las cosas en ese  país. Se prevé que la eclosión de estos negocios privados que tendrán apoyo financiero de Estados Unidos marque aún más las desigualdades en este país y con ello el advenimiento de una clase económica privilegiada y capitalista.

Sabemos que el germen del capitalismo en Occidente fue precisamente la emergencia de una clase que comenzó a basar su riqueza en la inversión particular y el ahorro, apoyada además del corporativismo: la burguesía. Cabe preguntarse hasta dónde impactarán estos cambios en la ciudadanía de esa nación, que esperamos no ver en unas décadas sumergida en la vorágine consumista en la que viven una buena parte de los ciudadanos de este mundo globalizado y financiarizado por la acción de los polos del poder económico trasnacional.

Primero de Mayo en Cuba. Año 2009. Foto: Fabiola Di Mare

Pareciera que se orienta la isla hacia un país con dos sistemas, como el modelo chino o vietnamita, que valga decir, son capitalistas; de socialistas o comunistas solo conservan sus emblemas. En materia política las cosas seguirán como hasta el momento y en lo económico el Estado ha demarcado cuáles son los sectores que se reservará y en cuáles puede existir la inversión privada.

Cuba ha demostrado que se puede conservar la independencia política y la soberanía para mantener una relación con Estados Unidos. Sin embargo, la política intervencionista de Washington no cesará; ahora hay otro modelo a combatir y eliminar en el continente: la Revolución Bolivariana de Venezuela, hacia la cual pesan sanciones y declaratoria de “amenaza extraordinaria e inusual” a partir de un decreto ejecutivo del propio presidente de Estados Unidos vigente desde el año pasado. Además, pareciera existir una especie de embargo o búsqueda de colapso económico de parte de las trasnacionales, no declarado explícitamente, pero materializado en los hechos.